Efectos del UV (Rayos Ultravioleta).



La radiación ultravioleta (UV) es la radiación electromagnética con una longitud de onda más corta que la luz visible , pero más largo que los rayos X , en el rango de 10 nm a 400 nm,. Se llama así porque el espectro consiste en ondas electromagnéticas con frecuencias más altas que las que los humanos identificamos como el color violeta .
La mayor parte de la radiación ultravioleta que llega a la Tierra lo hace en las formas UV-C, UV-B y UV-A; principalmente en esta última, a causa de la absorción por parte de la atmósfera terrestre. Estos rangos están relacionados con el daño que producen en el ser humano: la radiación UV-C (la más perjudicial para la vida) no llega a la tierra al ser absorbida por el oxígeno y el ozono de la atmósfera; la radiación UV-B es parcialmente absorbida por el ozono y sólo llega a la superficie de la tierra en un porcentaje mínimo, pese a lo que puede producir daños en la piel.


  El clima de la Tierra es determinado por un flujo continuo de energía procedente del sol.
Esta energía llega sobre todo en forma de luz visible. Aproximadamente el 30% vuelve a dispersarse inmediatamente en el espacio, pero la mayoría del 70% restante absorbido atraviesa la atmósfera para calentar la superficie terrestre.

La Tierra debe enviar de nuevo esta energía al espacio en forma de radiaciones infrarrojas. Al tener una temperatura mucho más fría que el Sol, la Tierra no emite energía en forma de luz visible. 
Lo que emite son radiaciones infrarrojas o térmicas. Es el tipo de calor despedido por una cocina eléctrica o una parrilla antes de que el metal comience a ponerse rojo.

A través del aire como la luz visible. La mayor parte de la energía despedida es transportada desde la superficie por las corrientes de aire y las nubes, y en último término llega al espacio desde alturas superiores a los estratos más densos de la capa de gases de efecto invernadero.
 Los gases de efecto invernadero se miden en "partes por millón" (ppm), que es la relación entre el número de moléculas de gases de efecto invernadero y el número total de moléculas de aire seco. Por ejemplo, 300 ppm de CO2 significa 300 moléculas de CO2 por millón de moléculas de aire seco. 
 El sistema climático se caracteriza por la inercia y no responde de inmediato a las reducciones de las emisiones de gases de efecto invernadero. Algunos de estos gases sobreviven en la atmósfera durante años, decenios y hasta siglos. En consecuencia, el cambio climático durará centenares de años después de que se hayan estabilizado las concentraciones atmosféricas.

Entre los daños que los rayos ultravioleta pueden provocar se incluyen el cáncer de piel, envejecimiento de ésta, irritación, arrugas, glaucoma, manchas o pérdida de elasticidad. También pueden desencadenar lupus eritematoso sistémico.

La radiación UV es altamente mutagénica,es decir, que induce a mutaciones en el ADN provoca daño al formar dímeros de pirimidinas (generalmente dímeros de timina) que acortan la distancia normal del enlace, generando una deformación de la cadera.

El índice UV es un indicador de la intensidad de radiación UV proveniente del Sol en la superficie terrestre. El índice UV también señala la capacidad de la radiación UV solar de producir lesiones en la piel.
Ya que el índice y su representación variaban dependiendo del lugar, la Organización Mundial de la Salud junto con la Organización Meteorológica Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación no Ionizante publican un sistema estándar de medición del índice UV y una forma de presentarlo al público incluyendo un código de colores asociado. El código se puede ver en la siguiente tabla:
 
Color Riesgo Índice UV
Verde Bajo < 2
Amarillo Moderado 3-5
Naranja Alto 6-7
Rojo Muy Alto 8-10
Morado Extremadamente alto > 11


El ozono actúa como filtro, o escudo protector, de las radiaciones nocivas, y de alta energía, que llegan a la Tierra permitiendo que pasen otras como la ultravioleta de onda larga, que de esta forma llega a la superficie. Esta radiación ultravioleta es la que permite la vida en el planeta, ya que es la que permite que se realice la fotosíntesis del reino vegetal, que se encuentra en la base de la pirámide trófica.
El seguimiento observacional de la capa de ozono, llevado a cabo en los últimos años, ha llegado a la conclusión de que dicha capa puede considerarse seriamente amenazada. Este es el motivo principal por el que se reunió la Asamblea General de las Naciones Unidas el 16 de septiembre de 1987, firmando el Protocolo de Montreal. En 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el día 16 de septiembre como el Día Internacional para la Preservación de la Capa de Ozono.
Para preservar la capa de ozono hay que disminuir a cero el uso de compuestos químicos como los clorofluorocarbonos (refrigerantes industriales, propelentes), y fungicidas de suelo (como el bromuro de metilo) que destruyen la capa de ozono a un ritmo 50 veces superior a los CFC.
“Los niveles atmosféricos de clorofluorocarbonos (CFC) por fin han comenzado a descender”, informa la revista ECOS, publicada por la institución australiana Commonwealth Scientific and Industrial Research Organization (CSIRO). Esos compuestos químicos de la atmósfera dañan la capa de ozono que protege nuestro planeta. Durante más de cincuenta años, el número de CFC presentes en la parte alta de la atmósfera ha aumentado a un ritmo constante hasta el año 2000. Desde entonces, la concentración de CFC se ha “reducido a razón de casi un 1% anual”, afirma la revista. Según el informe, el descenso “permite esperar que el agujero de la capa de ozono pueda cerrarse a mediados de siglo”. No obstante, estos productos todavía causan daño. “A pesar del descenso, el agujero de la Antártida ha alcanzado este año [2005] una extensión de casi 29.000.000 de kilómetros cuadrados, más de tres veces el tamaño de Australia”, dice el mismo informe.